El folioscopio: el primer libro animado de la historia

El folioscopio: el primer libro animado de la historia

Un folioscopio es un librito que reúne una colección de imágenes dibujadas o impresas en papel y destinadas a ser pasadas uniformemente para dar la ilusión de movimiento y crear una secuencia animada.

Aunque el francés Pierre-Hubert Desvignes tuvo la idea de lo que llamó folioscopio alrededor del año 1860, fue el impresor inglés John Barnes Linnett quien patentó un diseño en 1868 para el folleto Kineograph («imagen en movimiento»).

Entre la invención de la fotografía y la primera exhibición pública del cinematógrafo Lumière en diciembre de 1895, la fotografía de movimientos en imágenes sucesivas inspiró a muchos científicos. La ilusión debida a la persistencia retiniana de las imágenes les llevó a la invención de varios juguetes ópticos, calificados ahora como los antepasados ​​del cine actual: taumatropo, fenaquitoscopio, zoótropo, prazinoscopio, etc. El folioscopio es el más simple de los juguetes ópticos ya que su uso no necesita de equipos específicos. Generalmente está presente en los museos dedicados a la historia del cine como un nivel aparte entre la imagen y el cine. Después de todo, es el único medio con el que el espectador controla la forma en que lo recibe: lento, rápido, al revés, repitiendo repetidamente la operación. Respecto a las otras técnicas (cine o animaciones), donde el espectador es un receptor pasivo.

Antes de la llegada del cine muchos creadores estaban fascinados con las imágenes. Los artistas siempre hacían series de dibujos que se podían hojear en movimiento. Un manuscrito iluminado en Heidelberg contiene páginas con una sucesión de imágenes que difieren en detalles entre sí y que relacionan de alguna manera una historia. No podemos saber si se puede utilizar como libro animado, pero el principio existe.

El folioscopio fue muy popular a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, pero todavía se produce hoy en día. Hay todo tipo de variantes de folioscopios, desde aquellos que tienen unas pocas páginas hasta más de un centenar. Algunos libros también usan la técnica para crear animaciones colocando una serie de imágenes en el margen exterior de las páginas o usando el libro animado para apoyar una demostración.

La magia del folioscopio o libro animado llega a todo tipo de personas, sin importar la edad o la nacionalidad. Como no se necesita de un conocimiento peculiar para usarlo, tiene una característica universal. Como testimonio sobre el inicio del cine, el uso de la ilustración o la fotografía, o los folioscopios de los artistas realizados desde los años 50, es una combinación que, como cualquier otra colección de libros, puede traer muchas sorpresas.

Fuente y artículo completo en: http://www.flipbook.info/

El maravilloso Mago de Oz: más que una historia para niños por Lauren Houlberg

El maravilloso Mago de Oz: más que una historia para niños por Lauren Houlberg

El maravilloso Mago de Oz  es un clásico, una leyenda y una historia para niños que nunca envejecerá. Citas de la historia como «Totó, tengo la sensación de que ya no estamos en Kansas» o «No hay nada como el hogar» nos vienen inmediatamente a la cabeza cuando alguien nombra este libro o su película. El largo y aventurero viaje de Dorothy por el camino de adoquines amarillos es algo que a todos nos encanta leer y ver. Es una historia que nos emociona a todos. La interpretación cinematográfica de 1939 del libro publicado en 1900 escrito por L. Frank Baum dio vida a esta historia para todos aquellos que no pudieron asistir a la representación teatral de 1902. Nunca olvidaré cuando vi película por primera vez. Ver la pantalla cambiar del blanco y negro inicial a los hermosos e impresionantes colores fue increíble. Escuchar a Judy Garland como Dorothy cantar «Somewhere Over the Rainbowۚ» por primera vez me dejó un recuerdo imborrable. Fue como si sintiera lo que ella estaba sintiendo en ese momento; que había un lugar mejor en algún sitio, en algún lugar sobre el arcoíris. La mayoría de los espectadores pueden identificarse con uno de los personajes, ya sea el Espantapájaros que necesita un cerebro, el Hombre de hojalata que necesita un corazón o el León Cobardica, que necesita valor. El mensaje obvio de la historia es que no hay nada como el hogar. Sin embargo, El maravilloso Mago de Oz tiene muchos otros niveles. Henry Littlefield, John Beebe, Joey Green y otros han interpretado la historia y han encontrado muchas teorías diferentes que la acompañan. Dichas teorías incluyen paralelismos con el populismo, el taoísmo budista, la psicología jungiana, etc. Las dos teorías principales son la teoría de Henry Littlefield sobre la historia que representa el populismo durante el tiempo en el que Baum escribió el libro y la teoría de John Beebe sobre cómo la historia va de la mano de la psicología de Carl Gustav Jung.

Según Neil Earle: «La lectura política de Oz recibió una expresión clásica de Henry M. Littlefield en la primavera de 1964». Henry Littlefield sostiene que El maravilloso Mago de Oz es una historia que representa el populismo, una filosofía que apoya los derechos de las personas, y las elecciones presidenciales de 1896 entre William Jennings Bryan y William McKinley. Littlefield describe a cada personaje como una representación de algo específico durante ese período de tiempo. En su libro El maravilloso Mago de Oz en la cultura popular estadounidense, Neil Earle afirma «Según Littlefield, Baum marchó en desfiles con antorchas apoyando a Bryan en 1896. Por lo tanto, cuando llegó a escribir su obra más conocida en 1900, simplemente la disfrazó como una alegoría populista». Littlefield describe a Dorothy como una persona corriente para Baum: el pueblo estadounidense. Su personaje y su dificultad para llegar a casa es la trama principal de la historia. Esto muestra cuál fue el punto principal del populismo: las preocupaciones del pueblo estadounidense. Dado que Dorothy es el personaje principal, podemos ver que la población estadounidense fue el foco principal. El Espantapájaros representa a los agricultores de Estados Unidos. En la historia, el Espantapájaros necesita un cerebro, lo que demuestra que podría no ser el más brillante del viaje: «El espantapájaros de Baum es una respuesta a la noción prejuiciosa de que los agricultores no eran lo suficientemente inteligentes como para reconocer sus propios intereses». Durante este período de tiempo, los agricultores estaban indefensos. Sus condiciones se volvieron más difíciles y la economía estaba cambiando. «Para millones de estadounidenses de finales del siglo XIX, la agricultura era una forma de vida que estaba impregnada de honor y patriotismo». Esta cita explica exactamente la situación del Espantapájaros en la historia. Está indefenso porque no tiene cerebro, por lo que realmente no sabe qué hacer. Pero, por otro lado, se enorgullece de ser un Espantapájaros y se frustra cuando no logra ahuyentar a los cuervos. A medida que avanza la historia, se da una mejor representación del pueblo estadounidense. Cuando Dorothy se lleva al Espantapájaros con ella en su viaje a Oz, uno puede ver que la historia reconstruye lentamente una imagen de la población estadounidense.

 

Según la página web Farmers and Third Party Politics: «Entre 1870 y 1896, el índice de precios al por mayor de los productos agrícolas se redujo en un cincuenta por ciento. Pero los ferrocarriles y otros intermediarios no redujeron sus ganancias, a pesar de la difícil situación del agricultor». Esta cita explica cómo las fábricas y los trabajadores actuaron con los agricultores. Realmente no les importaba si los agricultores tenían dificultades. El Hombre de Hojalata, otro personaje principal, es una buena representación de esto, porque en el viaje a Oz es el individuo que está en busca de corazón. Él describe las fábricas y los trabajadores de las fábricas durante la década de 1890, cuando tuvo lugar la depresión. Las fábricas fueron cerradas, y cuando se encuentra por primera vez al Hombre de Hojalata, está tan oxidado que no puede moverse. Esta escena de la historia representa la idea a la perfección. Aunque a Dorothy le lleva un poco de tiempo engrasar al Hombre de Hojalata, lo consigue. Esto retrata la idea de que, a pesar de que Estados Unidos vivió un momento difícil al principio de la depresión, pudo salir adelante. El león cobardica es otro personaje principal en la historia. Representa a William Jennings Bryan, según Littlefield. Esto se debe a que Bryan no pudo obtener los votos de los trabajadores industriales en las elecciones. La parte de la historia que mejor describe esto es «cuando el León Cobarde se encuentra por primera vez con Dorothy y sus compañeros, golpea al Hombre de Hojalata pero no hace mella en su cuerpo de metal». William Jennings Bryan no pudo «hacer mella» en los votos de los trabajadores industriales, al igual que el León Cobarde no pudo hacer mella en el Hombre de Hojalata. La debilidad del León Cobarde también está representada en esta parte de la historia, que describe la debilidad de Bryan. A medida que cada uno de los tres personajes principales aparece, se puede ver que cada uno de ellos representa una parte de la población estadounidense. El Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobardica conformaron la sociedad estadounidense durante el período de finales del siglo XIX y principios del XX. Todos siguen a Dorothy en el camino a Oz. Esto representa, nuevamente, cómo el enfoque principal de El maravilloso Mago de Oz está en el pueblo estadounidense.

Más allá de esta interpretación, según Littlefield, la malvada bruja del oeste es una representación de las Grandes Llanuras y de lo difícil que fue para los estadounidenses ganarse la vida allí. Según el sitio web The Wizard of Oz-Turn Me On, Dead Man: «La tierra de las Grandes Llanuras no era tan fértil como las tierras al este del río Mississippi y, para empeorar las cosas, una sequía estaba arruinando a muchos agricultores en la década de 1890». El balde de agua que Dorothy vierte sobre la bruja malvada al final de la historia representa el final de la sequía. La malvada bruja se derrite con el agua, lo que simboliza que la sequía termina. Otros símbolos reconocidos por Littlefield también incluyen el camino de adoquines amarillos, las zapatos de Dorothy, la Ciudad Esmeralda y el verdadero Mago de Oz. El mago representa al presidente William McKinley. Earle cita a Littlefield y escribe: «El Mago en su Ciudad Esmeralda no es otro que el evasivo y el inaprehensible presidente William McKinley: él simboliza el criterio estadounidense para el liderazgo: es capaz de serlo todo para todo el mundo». Todos admiran al presidente de los Estados Unidos, al igual que todos en Oz admiraban al Mago.

La interpretación de Littlefield también analiza la gran representación del dinero en la historia. Ranjit S. Dighe escribe: «El libro está repleto de referencias a los colores oro, plata y verde, los colores del dinero». Las zapatillas de rubí eran originalmente de plata en el libro de Baum. MGM cambió el color de las zapatillas para mostrar la nueva tecnología Technicolor. Según Dighe, Littlefield interpretó la historia como una alegoría sobre el populismo monetario. «Para llegar a su objetivo, debe seguir el camino de adoquines amarillos (el patrón oro), y su viaje se hace mucho más fácil con sus nuevos zapatos plateados (el objetivo populista de reemplazar el patrón oro con un patrón “bimetálico” de oro y plata). El camino de ladrillos amarillos simboliza el patrón oro. Según la página web What is the Gold Standard, «La frase “patrón oro” se define como el uso del oro como valor estándar para el dinero de un país. Si un país canjea su dinero en oro, se dice que está usando el patrón oro». Los zapatos plateados de Dorothy representan el estándar plateado de la época. Estos dos elementos de la historia terminan en el mismo lugar al final: la Ciudad Esmeralda. Las zapatillas plateadas de Dorothy siguen el camino de adoquines amarillos que termina en la Ciudad Esmeralda, donde el color verde representa el dinero en su conjunto. Las interpretaciones de Henry Littlefield han hecho que mucha gente analice la historia y la lea más.

La teoría de John Beebe sobre El maravilloso Mago de Oz difiere de la de Littlefield en que sostiene que la historia describe principalmente una visión psicológica; particularmente la teoría psicológica Carl Gustav Jung. La teoría de Jung se basa en tres elementos: el ego, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo. El ego se reconoce con la mente consciente, el inconsciente personal son básicamente recuerdos que vienen a la mente con facilidad y el inconsciente colectivo es como un instinto que todos tenemos. Algunos ejemplos del inconsciente colectivo son el déjà vu o la experiencia cercana a la muerte. Son cosas que simplemente nos suceden, no elegimos que sucedan. En la teoría de Jung, los arquetipos constituyen el inconsciente colectivo. Según Jung: «Un arquetipo es una tendencia no aprendida a experimentar las cosas de una determinada manera». Algunos de los arquetipos de Jung incluyen a la madre, la sombra, el ánima y el bromista. En El maravilloso Mago de Oz, personajes como Glinda, la bruja buena, representan el arquetipo de la madre porque cuida de Dorothy, y Totó representa al bromista, porque siempre causa problemas. Justo cuando Dorothy entra en Oz, Glinda está ahí para recibirla, le da los zapatos plateados, le otorga su beso protector y le dice que siga el camino de adoquines amarillos. Pero como una figura materna, Glinda le permite a Dorothy descubrir por sí misma para qué sirven los zapatos y cuán importantes serán para ella.

Totó, por otro lado, crea problemas para Dorothy, pero ella no parece pensar en él como un problema. Beebe escribe: «Totó es un bromista, que constantemente hace avanzar la trama creando algún tipo de travesura que rompe con el orden establecido de las cosas. Cuando Totó salta del globo aerostático, hace que Dorothy pierda una oportunidad, o eso cree ella, de volver a casa. Totó también hace que el León Cobardica le gruña, lo cual provoca que Dorothy golpee al León en la nariz».

La sombra es otro arquetipo en la teoría de Jung. En la historia, los monos voladores simbolizan la figura de la sombra: «Es el “lado oscuro” del ego y el mal que somos capaces de crear a menudo se almacena ahí. En realidad, la sombra es amoral, ni buena ni mala, como los animales». En la historia, los monos llevan a Dorothy a la Bruja Malvada. Simplemente hacen lo que se les dice que hagan y, en este caso, son los malvados de la historia. El maravilloso Mago de Oz es la representación perfecta del arquetipo de la persona. «La persona representa nuestra imagen pública. El mundo está, obviamente, relacionado con la palabra persona y personalidad, que proviene del término latino para designar máscara. Así que la persona es la máscara que nos ponemos antes de mostrarnos al mundo exterior». El mago es admirado a lo largo de toda la historia hasta que se llega al final. Él da una imagen a la gente de Oz, de que es una gran persona, capaz de cualquier cosa. Sin embargo, al final de la historia, Totó revela quién es realmente el Mago: un hombre normal que finge ser un individuo intimidante.

El arquetipo del héroe está representado por el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León Cobardica. Los tres personajes se proponen rescatar a Dorothy y ayudarla cuando es capturada por la bruja malvada del oeste. Según Jung: «Básicamente, [el héroe] se dedica a luchar contra la sombra, en la forma de dragones y otros monstruos. El héroe, sin embargo, a menudo es tonto como un tarugo de madera». Dorothy, por supuesto, representa el arquetipo de la doncella. «Ella representa la pureza, la inocencia y, con toda probabilidad, la ingenuidad». Según la teoría de Jung, el héroe se propone rescatar a la doncella. Esto es exactamente lo que hacen el Espantapájaros, el León y el Hombre de Hojalata hacia el final de la historia cuando se internan en el castillo de la bruja malvada.

La teoría de Jung también consta de tres principios: el principio de opuestos, el principio de equivalencia y el principio de entropía. Beebe relaciona la historia con el principio de los opuestos; para todo lo bueno, debe haber algo malo. Beebe habla de cómo la bruja malvada es la sombra, el alter ego de la bruja buena, y cómo Toto es la sombra o lo opuesto del León Cobardica. Glinda actúa como la buena conciencia de Dorothy, mientras que la bruja malvada actúa como su mala conciencia. Glinda ayuda a Dorothy desde el principio. La bruja malvada hace todo lo posible para conseguir zapatos plateados de Dorothy. Los personajes de Totó y el León Cobardica chocan entre sí, especialmente en la parte de la historia en la que Totó instiga al León a enojarse y gruñirle en el bosque. Un ejemplo del principio de equivalencia en la historia se ve a través de la relación entre Dorothy, el Espantapájaros, el Hombre de Hojalata y el León. «La energía creada a partir de la oposición se “da” en ambos casos por igual». Cada uno de estos personajes se alimentan unos a otros con su deseo de llegar a la Ciudad Esmeralda. El tercer principio, el principio de la entropía, se ve a través de la imagen que el Mago da de sí mismo y de su personalidad real. «Ésta es la tendencia a que los opuestos se unan y, por lo tanto, a que la energía disminuya durante la vida de una persona». La imagen con la que el mago intenta engañar a todos es totalmente opuesta a la de su verdadera identidad. Al final de la historia, dado que se revela su verdadera identidad, estas imágenes opuestas se igualan entre sí.

Uno nunca habría sabido que hay tantas teorías e ideas diferentes sobre lo que representa El maravilloso Mago de Oz. Todas las interpretaciones han llevado a muchas conclusiones diferentes sobre la historia. ¿Quién hubiera pensado que una historia que parece que fue escrita específicamente para niños, tendría tantos mensajes ocultos? De todas las teorías sobre El maravilloso Mago de Oz, creo que si Baum realmente escribió la historia como medio para transmitir un mensaje que no sea sólo el del viaje de una niña para encontrar el camino a casa, entonces creo que la interpretación de Henry Littlefield tiene más sentido. Cada personaje o lugar puede representar algo durante el período de tiempo en el que fue escrito. Las otras teorías parecen sobreanalizar la historia. Aunque no estoy en desacuerdo con la teoría de John Beebe, creo que profundiza demasiado en el significado de la historia. En mi opinión, si Baum hubiera tenido la intención de transmitir un mensaje a través de El maravilloso Mago de Oz, no habría pasado tanto tiempo analizando psicológicamente a cada personaje. Las otras teorías parecen demasiado complejas. En cualquier caso y aunque para algunos las teorías sobre esta historia puedan parecer fuera de lugar, El maravilloso Mago de Oz sigue siendo más que una historia para niños; es una alegoría de muchas ideas diferentes.

Fuente y artículo original en https://wr.english.fsu.edu/College-Composition/Our-Own-Words-The-James-M.-McCrimmon-Award/Our-Own-Words-2005-2006-Edition/The-Wizard-of-Oz-More-Than-Just-a-Children-s-Story-by-Lauren-Houlberg

Las imágenes correspondientes a la adaptación cinematográfica de 1939 son de dominio público y pueden encontrarse en Wikimedia Commons.

Los placeres de traducir un clásico

Los placeres de traducir un clásico

Presentamos un extracto de una conferencia pronunciada por Juan Gabriel López Guix, traductor de nuestra edición de Alicia, en las XI Jornadas en torno a la Traducción Literaria, celebradas en Tarazona en 2003. Puede consultarse de modo completo en la revista Vasos comunicantes

Uno de los «placeres» de traducir un clásico es que uno se encuentra con la mitad del trabajo hecho. Siempre cuentas con la ayuda de un gran número de eruditos, investigadores, críticos y editores que ya han hecho por ti buena parte de la primera mitad del trabajo, la referente a la lectura y la interpretación. No estás solo y es una sensación reconfortante. Lo percibí cuando traduje una antología de los Ensayos de Montaigne y me ocurrió con Alicia. Sin la inestimable ayuda de Martin Gardner —y de sus tres Alicias anotadas—, el resultado habría sido diferente. Para empezar, ni siquiera habría podido cumplir con los plazos de entrega (lo cual es siempre un condicionante de primer orden cuando se trabaja para un gran grupo editorial).

Martin Gardner me ahorró una enorme cantidad de trabajo de investigación, me ayudó a comprender el texto y me enseñó a leerlo. Me acompañó durante todo el viaje. Nunca me sentí desamparado, nunca estuve solo descifrando las complejidades, los juegos de palabras y las ironías del texto.

Curiosamente, en el momento de mi escritura —de mi reescritura— tuve que superar una sensación que percibía como paralizante y derivada precisamente de ese mismo fenómeno, el hecho de no estar solo, de que muchos otros traductores —muchos más de los que entonces creía— habían luchado con los mismos problemas a lo largo de los años y seguramente habían encontrado soluciones brillantes que yo ya no podría utilizar.

Como forma de manejar esa incomodidad, pospuse la decisión de consultar otras versiones hasta tener un borrador aceptable. Temía que si veía otras soluciones a los problemas que debía resolver, no sólo me parecerían buenas, sino únicas. “¡No hay sitio, no hay sitio!”, gritan el Sombrero Loco y la Liebre de Marzo a Alicia cuando la ven acercarse. Ése era justamente mi temor, oír una voz interior que me dijera: “¡No hay otra solución, no hay otra solución!”. Por eso, para evitar el síndrome de la merienda de locos, decidí aplazar mi visita a los otros traductores.

 

Trabajando en mi versión de Alicia experimenté de nuevo la diferencia entre leer y traducir. Había leído el libro varias veces, tanto en castellano como en inglés, pero al cabo de unas pocas páginas de traducción caí en la cuenta o, mejor dicho, cayó sobre mí el convencimiento de que nuestro título tradicional, Alicia en el país de las maravillas, estaba equivocado o, al menos, inducía a error. Fue como una revelación. Ocurrió cuando descubrí que leía el verbo wonder, «preguntarse», por tercera o cuarta vez. Eso me hizo volver atrás, aguzar las antenas y percibir el contraste entre la falta de interés (el tedium vitae) descrito en la primera frase del cuento «Alice was beginning to get very tired of sitting by her sister on the bank and having nothing to do…» y los ocho «preguntarse», las tres «curiosidades» y el «sorprendida» que aparecen en ese primer capítulo. Alicia en el país de las maravillas suena muy bien en castellano, con sus doce sílabas, su repetición de tres vocales y sus íes tónicas; pero en ese título el énfasis está colocado en los prodigios del mundo que descubre la protagonista bajo tierra, y no en su asombrarse y preguntarse. Todo esto quizá se acerque a la perogrullada para un público anglosajón, puesto que el título inglés permite las dos lecturas; sin embargo, en el caso de los hispanohablantes, el título tradicional dirige nuestra aproximación al texto y hace hincapié sólo en una parte de la historia, que no es la más importante. Lo más importante —dicho en palabras nuestras y no de Carroll—  es la relevancia acordada a la frescura de una mirada que se sorprende con la otredad y que es capaz de subvertir la lógica del lenguaje y del mundo de los adultos. Y creo que esta interpretación podría verse reforzada si acudimos al sentido etimológico del nombre Alicia, αλήθεια, «verdad». De admitir esta lectura, el título verdadero, el título oculto tras el título, podría ser: La verdad en el país de la indagación. Por supuesto, la conclusión de todo esto no es que pretendiera cambiar el título, que es ya una frase hecha y un cliché cultural, mi intención aquí es subrayar esa intensidad traductora que permite arrojar luz sobre un aspecto capital de la obra oscurecido por el automatismo del título con que tradicionalmente la conocemos.

 

Otro efecto sorprendente de mi lectura como traductor fue que hasta entonces no había sido plenamente consciente de lo cuidadoso que se tenía que ser con el sentido del «sinsentido» en ciertas partes de Alicia. Los nombres de los personajes (Gato de Cheshire, Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo, etc.) no corren peligro de sufrir modificaciones en la traducción; sin embargo, hay otras partes en que sentí que estaba ante una disyuntiva en la que debía elegir entre una opción que apostaba por el absurdo, el juego, la fantasía o el disparate (más a lo Ionesco) y algún tipo de solución más referencial, que jugara con la realidad, no al margen de ella.

Intentaré explicar mi enfoque con dos ejemplos, la caucus-race y el treacle well. El Oxford English Dictionary da como primera acepción de treacle: «A medicinal compound, orig. a kind of salve, composed of many ingredients, formerly in repute as an alexipharmic against and antidote to venomous bites, poisons generally, and malignant diseases»; ése es su sentido etimológico: «Gr. qhriak¿ antidote against a venomous bite». Se trata pues de un alexifármaco, un antídoto contra picaduras venenosas, venenos varios y enfermedades malignas. Con esta acepción aparece la palabra en Chaucer, en los inicios de sus andanzas por la lengua inglesa. El treacle well de Alicia es un pozo realmente existente, un pozo de aguas curativas: el pozo de Santa Margarita de Antioquía en Binsey, junto a Oxford, y conocido por las hermanas Liddell y el reverendo Dodgson, por lo que se trata aquí de un pequeño guiño privado. Segun una leyenda local, santa Fredesvinda curó con sus aguas al rey Algar de Leicester, cegado por Dios a causa de su obstinación por casarse con la futura santa a pesar de vestir ella los hábitos. Santa Fredesvinda es la patrona de Oxford y su onomástica se celebra en el aniversario de su muerte (el 19 de octubre de 735).

También en el OED aparece, por supuesto, la acepción moderna, más común hoy, la de melaza. La solución tradicional en castellano es «pozo de melaza», pero me parecía que utilizarla suponía decantarse por el palmario absurdo, por el mero juego con las palabras, sin ninguna relación con la realidad y sin mayores consecuencias. En mi traducción no quería perder ese anclaje con el referente extralingüístico, que era el que posibilitaba el poderoso cuestionamiento de la realidad lingüística o extralingüística. Primero pensé en utilizar la palabra bálsamo, o su adjetivo balsámico, porque en la misma entrada del OED encontré que algunas Biblias recibían el nombre de Treacle Bibles, Biblias del Bálsamo: las que usaban esa palabra, treacle, donde otras usaban balm (como en Jeremías, 8, 22: «Where is the treacle of Galaad?»; «¿No hay bálsamo en Galaad?», dice una Reina-Valera de 1905). Aunque me gustaba mucho la palabra —me parecía elegante y sonora—, me pareció que el significado seguiría siendo demasiado oscuro y acabé decidiéndome por «medicinal», que, siendo referencialmente más claro, remite a las ideas de salud y enfermedad y hace coherente el juego de palabras que aparece un poco más adelante: «They lived on treacle… they were very ill» («Se alimentaban de medicinas… estaban enfermísimas»). Además, hacia el final del capítulo, hay otro juego con palabras que empiezan con la letra eme, y «medicinal» empieza con ella.

La traducción de caucus-race fue un caso similar. Caucus nos es más familiar como palabra estadounidense. En Inglaterra hace referencia a un rígido sistema de organización por medio de comités en el interior de los partidos políticos. Según Gardner, «Carroll may have intended his caucus-race to symbolize the fact that committe members generally do a lot of running in circles, getting nowhere, and with everybody wanting a political plum»[1]. En mi versión deseaba conservar con cierta claridad la vitriólica crítica que percibía al sistema político. Más tarde descubrí que casi todos los traductores consultados se habían decantado por «una carrera en comité» o «una carrera de comité». No acaba de sentirme a gusto con ese tipo de solución por las mismas razones expuestas en el caso del treacle well «pozo de melaza». Las palabras quedan demasiado alejadas de su base referencial, como si se les quitara la posibilidad de tener sentido y nos quedara sólo el sinsentido. Un traductor de los consultados (Ramón Buckley) había utilizado una solución similar, «una carrera electoral». Posteriormente, pensando de nuevo sobre el tema, se me ocurrió una «carrera parlamentaria».

 

Uno de los problemas curiosos que me encontré en la traducción de Alicia fue el relacionado con el género, con la discrepancia entre género natural y género gramatical. Tanto la Oruga, la Liebre de Marzo, la Falsa Tortuga como la Jota de Corazones, entre otros, son personajes masculinos. Es evidente en las imágenes de Tenniel —que son ya una interpretación—, y el propio texto no deja dudas al respecto. Cuando Alicia se dirige a la Oruga lo hace tratándolo de «sir»; refiriéndose a la Liebre de Marzo, el Sombrerero dice que algo ocurrió «just before he went mad»; de la Jota se dice que está «in chains, with a soldier on each side to guard him»; etc. Así, aparecía de pronto una discepancia entre el género natural de los personajes y el género gramatical de sus nombres, lo cual se acentuaba por la obligatoriedad del castellano de explicitar el género y daba lugar a disonancias en algunas frases. El modo que encontré de abordar esta dificultad inesperada fue reforzar, con ayuda de pronombres y sustantivos, el carácter masculino de los personajes: «eso fue antes de que éste se volviera loco»; «un cortesano, la Jota, estaba de pie ante ellos, envuelto en cadenas, flanqueado por dos soldados que lo custodiaban»; etc. Más tarde vi que otros traductores no habían sentido esta incomodidad y habían utilizado sin reparos el femenino cuando era necesaria una explicitación: en las cinco versiones consultadas la Falsa Tortuga era una señora y en tres de ellas también lo era la Oruga, cuando en ambos casos Alicia se dirije a ellos como «sir». Entiendo que son opciones perfectamente lícitas y que en esos casos el traductor optó por acercarse al polo de la aceptabilidad, según la terminología de Gideon Toury. Mi opción fue buscar un mayor compromiso con la adecuación intentando mantenerme dentro de los límites de lo aceptable.

 

Cuando hube completado lo que juzgaba una versión aceptable, me sentí con las suficientes fuerzas para mirar el trabajo de otros. En aquel momento no sabía cuántas ediciones existían con exactitud. Hice una búsqueda más o menos superficial y conté entonces varias decenas de editoriales con ediciones en el mercado. Elegí primero cuatro versiones (Jaime de Ojeda, 1970; Francisco Torres Oliver, 1984; Ramón Buckley, 1984; Luis Maristany, 1986), pero añadí luego otra más (Mauro Armiño, 1983). Mientras traducía el texto, creé una pequeña lista de distribución con otros traductores y la utilicé para enviar fragmentos, pedir ideas (con la petición explícita de que no se consultaran otras versiones) y probar soluciones[2]. Al final, alguna de las soluciones publicadas procede de la generosa colaboración de mis corresponsales. Cuando hube casi concluido el trabajo, nos reunimos una dorada tarde de mayo en mi casa para una merienda de traductores. Había seleccionado algo más de una docena de fragmentos del original con juegos de palabras y procedimos a cotejar las versiones. Encontramos buenas soluciones y algunas similitudes sorprendentes. En general, se consideraron mis soluciones aceptables y mi versión pasó la prueba de fuego de esa comparación.

Deseo subrayar, por otro lado, que mi celo y mi sensibilidad aguzada ante determinados problemas son en parte fruto del acicate del trabajo de los traductores que me precedieron, que no dejaron de ser un estímulo intelectual para no flaquear en la profundización de la lectura y en mis esfuerzos de reexpresión.

 

[1] Gardner, ibídem, p. 32, n. 2.

[2] Carroll hizo lo mismo con las primeras versiones de las traducciones a otras lenguas. Hay cartas al editor Macmillan fechadas el 18 de agosto (desde Moscú) y el 9 de octubre de 1867 pidiendo seis juegos de galeradas de la traducción francesa y la alemana para distribuir entre sus «asesores lingüísticos». Véase Weaver, op. cit., pp. 36-38.

Juan Gabriel López Guix es traductor profesional y profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es también responsable de la traducción de la edición de Folioscopio de Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo.

Fuente y artículo completo de este extracto en la revista Vasos comunicantes: https://vasoscomunicantes.ace-traductores.org/2019/09/20/alicia-en-el-pais-de-la-traduccion/

Todas las ilustraciones corresponden a la edición ilustrada por MinaLima, editorial Folioscopio (2021).

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